Los huevos forman parte de los pocos alimentos que se clasifican como "superalimento". Están cargados con nutrientes, algunos de los cuales son rarísimos de encontrar en nuestra dieta moderna.
La proteína de los huevos es de alta calidad, cuenta con todos los aminoácidos que el organismo no puede producir. Además, se absorben con facilidad, por lo que propicia la recuperación muscular después de correr o tras un esfuerzo intenso. Dos huevos te aportan el 13% de la cantidad diaria recomendada.
Los huevos son ricos en vitamina D. Según el resultado de estudios realizados, dos huevos (100 g) aportan el 36% de la cantidad diaria recomendada de este nutriente. La vitamina D promueve la fijación y retención del calcio y fósforo en los huesos, con lo que evita la osteoporosis.
Presentan colina, sustancia relacionada con las vitaminas B que el cuerpo necesita para poder construir y mantener las membranas celulares. Un huevo de tamaño grande tiene un 30% de la cantidad diaria recomendada, sobre todo en la yema. La colina ayuda a que nuestras neuronas se comuniquen mejor entre sí.
En contra de lo que se afirmaba hace años, el huevo es cardioprotector. Según un estudio de la Universidad de Connecticut (EEUU), tomar huevo con frecuencia, eleva los niveles de colesterol HDL bueno en sangre, gracias a la lecitina, una sustancia que se encuentra en la yema.
Además de carotenoides (luteína y zeaxantina), el huevo es una buena fuente de otros antioxidantes como el selenio, la vitamina E y el ácido fólico. El selenio es un nutriente indispensable, ya que forma parte de las defensas o, lo que es lo mismo, del sistema que hace frente al estrés oxidativo. La vitamina E favorece la formación de glóbulos rojos y ayuda al organismo a usar la vitamina K, relacionada con la coagulación, y el ácido fólico (o vitamina B9) que es indispensable en el embarazo, para que el feto se desarrolle bien.
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La proteína en el pollo contribuye al crecimiento muscular, mejora el desarrollo y ayuda a mantener un peso corporal saludable y a bajar de peso.
Si se siente deprimido, comer algo derivado de estas aves aumentará los niveles de serotonina en su cerebro, mejorará su estado de ánimo, eliminará el estrés y lo calmará para dormir.
Si está entrando a la adultez y está preocupado por la osteoporosis o la artritis, ¡comer pollo le ayudará en su lucha contra la pérdida ósea gracias a su alto contenido proteínico!
La homocisteína es un aminoácido que puede causar enfermedades cardiovasculares si sus niveles en el cuerpo son altos. Afortunadamente para nosotros, comer pechuga de pollo suprime y controla los niveles de homocisteína.
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